Jorge Ángel, enfermero: "Ver vídeos cortos continuamente afecta negativamente a tu cerebro; produce una adicción"
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La popularidad de los vídeos cortos en redes sociales ha transformado la manera en la que consumimos contenido. Plataformas como TikTok, Instagram Reels o YouTube Shorts ofrecen estímulos rápidos, diseñados para enganchar al usuario con pocos segundos de duración. Sin embargo, detrás de esa aparente inocencia se esconden riesgos que afectan a la salud mental y física. Así lo explica Jorge Ángel, enfermero y divulgador sanitario, que alerta sobre los efectos que este tipo de consumo digital tiene en la memoria, la atención y la dependencia psicológica.
“Ver vídeos cortos continuamente afecta negativamente a tu cerebro”, asegura con rotundidad. Según este profesional, el hábito de deslizar pantalla tras pantalla puede parecer inocuo, pero en realidad está alterando procesos básicos como la concentración o la capacidad de retener información. El problema, tal y como afirma en el vídeo que ha publicado recientemente, es que se trata de un contenido “tan efímero, tan rápido, que al final no te da tiempo a concentrarte”.
@enfermerojorgeangel Los vídeos cortos afectan negativamente al cerebro ? #salud #cerebro #movil #videos #tecnologia ♬ sonido original - Enfermero Jorge Ángel
Uno de los aspectos en los que más insiste es la relación entre estos consumos y la memoria. “Se ven afectadas la capacidad de atención y la memoria”, afirma. Para explicarlo recurre a un ejemplo cotidiano: los meses de verano frente al curso académico. Durante las vacaciones, cuando no se estudia ni se hace esfuerzo intelectual, el cerebro pierde agilidad. “A mí me costaba mucho menos memorizar en junio, cuando ya llevaba todo el curso, que en septiembre, después de estar de vacaciones sin haber pegado ni un palo al agua”, recuerda.
La comparación sirve para subrayar una idea: igual que se entrena el cuerpo con ejercicio, la memoria requiere práctica constante. La saturación de estímulos breves y cambiantes actúa en sentido contrario, desentrenando la mente.
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Otro de los riesgos que señala Jorge Ángel es la adicción que generan los vídeos cortos. Cada visionado activa los circuitos de recompensa del cerebro. “Cuando ves un vídeo corto segregas dopamina, quieres más y más”, describe. Este mecanismo se ve amplificado por los algoritmos, que se encargan de ofrecer exactamente aquello que más atrae al usuario.
El resultado es lo que muchos ya experimentan a diario: sesiones interminables de consumo pasivo. “Estás en el baño y ha pasado una hora deslizando vídeos; o te vas a dormir y, cuando apagas el móvil, te das cuenta de que no te has enterado de nada”, señala. Los efectos físicos tampoco son menores. El uso prolongado del dispositivo provoca fatiga ocular, afecta al descanso nocturno y contribuye a que al día siguiente el cuerpo se sienta más cansado. A todo esto se suma un componente emocional: la ansiedad de no separarse del teléfono.
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Esa necesidad constante de tener el dispositivo en la mano tiene incluso un nombre: nomofobia. El término describe la ansiedad que se experimenta al no poder acceder al móvil, un fenómeno cada vez más extendido en la era digital. “Esto genera una ansiedad a tener siempre el teléfono en la mano”, resume el enfermero.
Los especialistas advierten de que este tipo de dependencia no solo afecta a jóvenes. Adultos de todas las edades han incorporado los vídeos cortos como forma de entretenimiento, a menudo sin ser conscientes de que están desarrollando patrones adictivos.
El Confidencial